viernes, 4 de mayo de 2012

El interés por la verdad

Es verdad  que ciencia y razón contribuyen al conocimiento de la realidad. Nuestra razón nos abre a la inmensidad recta y positiva de nuestra capacidad de pensar en la búsqueda de la verdad. Decía Vaz Ferreira (filósofo y pedagogo uruguayo), que es necesario un llamado al positivismo bueno, es decir, sentir admiración y amor por la ciencia pura, sin hacer, en su nombre, exclusiones que guían al conocimiento perfecto de la realidad.


Es cierto, muchas personas dicen: nadie ha alcanzado la verdad firme, pero esto no quiere decir que la verdad sea puro sueño, o una simple ilusión utópica, sino más bien, la verdad se ha de buscar directamente y con sencillez, teniendo la valentía del reconocimiento de la propia ignorancia.

La realidad es siempre mucho más de lo que nuestros esquemas logran capturar. Por eso, con una actitud abierta y sincera de las ciencias pueden sacar mayor provecho para la humanidad necesitada de la verdad. Esta búsqueda, sin duda, en la que todos los esfuerzos se suman, también todos los grados de certeza son bienvenidos, como producto de esto, es un bien común.

Urge saber qué es lo que sabemos y en qué plano de aprehensión lo sabemos, si es en el abismo del relativismo hay que rectificarlo reconociendo la propia ignorancia, porque es un problema de quedarse en la propia verdad, sino más bien, la verdad tiene que acoger el ámbito de otros “yo”. La conducta trascendental y recta del hombre es saber afirmar la verdad cuando hay que decirlo y defenderla. Saber creer en la verdad cuando se debe creer y en el grado en que se debe creer. Salir de la ignorancia cuando sea necesario es un triunfo porque de esa manera se encuentra con su alcance, la verdad misma y todo lo que es recto y bueno.

Toda persona tiene esa responsabilidad de enseñar a saber y de cultivar la verdad, de enseñar a no tenerle miedo. El amor y la enseñanza por la verdad es el camino que lleva a una cultura de la verdad y más aún, es el camino que conduce a la verdad inagotable, a la Verdad última, que es persona y tiene un nombre, Jesús.

La verdad tiene que ser siempre algo que se busca, debe ser el eje de la vida, no algo en que uno se instala y que allí se termina, sino algo que cultivar y transmitir en los demás, es una cima que conquistar y un horizonte que seguir para ser libres.

Antonio Manuel Tacaxoy

0 comentarios:

Publicar un comentario