Es verdad que ciencia y razón contribuyen al
conocimiento de la realidad. Nuestra razón nos abre a la
inmensidad recta y positiva de nuestra capacidad de pensar en la búsqueda de la
verdad. Decía Vaz Ferreira (filósofo y pedagogo uruguayo), que es necesario un
llamado al positivismo bueno, es decir, sentir admiración y amor por la ciencia
pura, sin hacer, en su nombre, exclusiones que guían al conocimiento perfecto
de la realidad.
Es cierto, muchas personas dicen:
nadie ha alcanzado la verdad firme, pero esto no quiere decir que la verdad sea
puro sueño, o una simple ilusión utópica, sino más bien, la verdad se ha de
buscar directamente y con sencillez, teniendo la valentía del reconocimiento de
la propia ignorancia.
La realidad es siempre mucho más
de lo que nuestros esquemas logran capturar. Por eso, con una actitud abierta y
sincera de las ciencias pueden sacar mayor provecho para la humanidad
necesitada de la verdad. Esta búsqueda, sin duda, en la que todos los esfuerzos
se suman, también todos los grados de certeza son bienvenidos, como producto de
esto, es un bien común.
Urge saber qué es lo que sabemos
y en qué plano de aprehensión lo sabemos, si es en el abismo del relativismo
hay que rectificarlo reconociendo la propia ignorancia, porque es un problema
de quedarse en la propia verdad, sino más bien, la verdad tiene que acoger el
ámbito de otros “yo”. La conducta trascendental y recta del hombre es saber
afirmar la verdad cuando hay que decirlo y defenderla. Saber creer en la verdad
cuando se debe creer y en el grado en que se debe creer. Salir de la ignorancia
cuando sea necesario es un triunfo porque de esa manera se encuentra con su
alcance, la verdad misma y todo lo que es recto y bueno.
Toda persona tiene esa
responsabilidad de enseñar a saber y de cultivar la verdad, de enseñar a no
tenerle miedo. El amor y la enseñanza por la verdad es el camino que lleva a
una cultura de la verdad y más aún, es el camino que conduce a la verdad
inagotable, a la Verdad última, que es persona y tiene un nombre, Jesús.
La verdad tiene que ser siempre
algo que se busca, debe ser el eje de la vida, no algo en que uno se instala y
que allí se termina, sino algo que cultivar y transmitir en los demás, es una
cima que conquistar y un horizonte que seguir para ser libres.
Antonio Manuel Tacaxoy
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