miércoles, 21 de septiembre de 2011

La persona no es sólo cuerpo

Actualmente muchos creen que la persona es sólo cuerpo, pero no es así. La persona es cuerpo y alma. Urge creer que la persona tiene alma. La existencia del alma humana es dudable por algunos intelectuales, que con visiones cerradas por el relativismo exagerado no aceptan tal existencia.  Sin embargo, mediante un estudio  profundo se demuestra lo contrario. Tal es el caso del tratado del alma humana, que parte desde la estructura misma de la persona, formada por cuerpo y alma.Importa mucho saber qué es el alma, qué facultades posee, qué relación tiene con el cuerpo, por qué el alma es espiritual, etc. Desde otra perspectiva se puede preguntar: ¿quién da el alma y cuando comienza la persona a tener alma?

De manera genérica, el alma es el principio de vida de los seres vivos, invisible, inmaterial, etc. Es el que mueve al cuerpo material. El alma es el soporte del cuerpo vivo. Los seres vivos: las plantas, los animales y el hombre mismo, están sostenidos por un alma adecuada para cada uno de ellos. En efecto, un cuerpo sin alma no es un cuerpo vivo sino inanimado y sin alma no hay cuerpo alguno que viva.

El alma de la persona humana es el principio vital del cuerpo; es espiritual, inmortal, invisible... El alma humana es espiritual, y esto lo demuestran las acciones que realiza, por ejemplo: reflexionar sobre un tema, entender alguna idea, etc., las cuales, son todas, operaciones espirituales. Las facultades del alma de la persona son: inteligencia y voluntad. La inteligencia sirve para conocer, y está inclinada a buscar siempre la verdad. La voluntad tiene la capacidad de querer, y busca la bondad. Algo muy interesante: todo lo que le pasa al alma afecta al cuerpo y viceversa, porque siempre están juntas en la persona viva. Cuando el alma se separa del cuerpo, éste se convierte en cadáver.

El alma humana se diferencia de otras almas, como la de la planta y la del animal. El alma de la planta y del animal es invisible, inmaterial, pero mortal; por ser mortal no es espiritual. Mientras tanto, el alma de la persona es también invisible, inmaterial pero es inmortal, por ser inmortal es espiritual.

La visión cristiana, con su filosofía personalista, afirma que el alma espiritual de la persona humana es dada por un ser Trascendente, Personal y Espiritual que es Dios. Por ser un Dios personal y espiritual puede infundir el alma espiritual en la persona desde el momento mismo de la fecundación. En consecuencia, la persona necesita de Dios, busca a Dios que le ha dado el alma y tiende a Dios que es su Creador. Como dice san Agustín: “Mi alma esta inquieta hasta que descansa en ti, Señor”.

Antonio Manuel Tacaxoy.

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